Los escasos metros delanteros de una antigua casa se destinan para acoger dos locales comerciales. 40 m2 se dividen equitativamente para estos dos locales contiguos con una importante condicionante: controlar el asoleamiento rasante del poniente. Esta condición obligaba a proyectar una fachada/escaparate que permitiese visuales y control de la radiación solar simultáneamente.